Mantener la temperatura nevera y del congelador en sus valores óptimos, ordenar bien los alimentos y planificar las comidas reduce consumos fantasma, mejora la conservación y se traduce en ahorro frigorífico real durante todo el año. En esta guía te contamos cómo ajustar, organizar y usar tu frío doméstico para gastar menos.
Zonas y circulación del aire (no obstruir salidas)
- Zonas frías (2–4 °C): balda superior del cajón de frescos y pared del fondo. Lácteos y carnes/peces listos.
- Zonas templadas (4–7 °C): baldas centrales. Platos preparados, embutidos curados.
- Zonas suaves (7–9 °C): puerta. Salsas, bebidas, mermeladas. No huevos si abres mucho.
- Cajones de frescos: frutas y verduras, separados; usa rejillas o bolsas microperforadas.
70–80 % de ocupación y recipientes adecuados
- Llénalo… pero no a tope: a 70–80 % el frío circula, y la masa térmica estabiliza aperturas.
- Recipientes herméticos y bajos: apilan mejor y enfrían más rápido; prioriza cristal o plásticos BPA-free.
- Raciones planas en congelador: bolsas tipo “ladrillo” ahorran espacio y se descongelan antes.
- Enfriar antes de guardar: deja templar a 30–40 min fuera; evita meter caliente.
- Etiquetado: fecha y contenido. Rotación primero en entrar, primero en salir.
Planifica menús para abrir menos la puerta
- Lista en mano: agrupa ingredientes por zonas y saca todo de una vez.
- Batch-cooking frío: cocina 1–2 veces por semana y reparte en porciones.
- Descongelación en nevera: pásalo la noche anterior; “regalas” frío gratis a la nevera.
- Puerta inteligente: decide antes de abrir; coloca “consumo rápido” delante y a la vista.
